La mujer yace sobre el pavimento húmedo
bajo la luz perenne,
con las marcas de agujas en sus brazos hechas
para matar su cerebro,
y se pregunta por qué muere.
bajo la luz perenne,
con las marcas de agujas en sus brazos hechas
para matar su cerebro,
y se pregunta por qué muere.
Muere porque ha hablado.
Muere por causa de la palabra.
Su cuerpo, en silencio
y sin dedos, escribe este poema.
Muere por causa de la palabra.
Su cuerpo, en silencio
y sin dedos, escribe este poema.
Fotografía: Mauricio Ramírez, Tailandia.
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